Inflación y devaluación. La primera se sienta. No tanto como quieren algunos. Y es parte de un proceso. El tema es que como cuco es duro. Un fantasma inexplicable. Mientras tanto el gobierno no quiere devaluar. Pero va devaluando a escondidas, lo que es ridículo. Nadie parece asumir que los procesos políticos también ofrecen momentos de descomposición. En el cristinismo hay una alta autoestima y un triunfalismo que a veces se percibe como mortuorio.