lunes, 2 de febrero de 2009

En vez de una ciudad de escritores que son espías, como esa Marruecos del tiro en la cabeza, me imaginé el otro día una ciudad, también mediterrnea pero de lectores. Incluso en la imaginación, donde uno puede retocar a gusto sin problemas de presupuesto, suena ingenua. La de escritores-espías es mucho más violenta.