"Me gustaría vivir en Moby Dick, pero no en el ballenero de Ahab, sino en el puerto, más precisamente en la taberna donde Ismael y Queequeg comen pescados guisados y arenques antes de embarcar. Podría ayudar al tabernero, limpiar las mesas, cocinar, usar un delantal blanco, escuchar y contar historias, y terminar el día tomando cerveza de barril. Leería la biblia protestante, la traducción de Lutero. Aprendería diferentes idiomas hablando con los marineros. Y nunca me subiría a un barco, estaría siempre ahí, en la rutina del puerto, comunicándome con el mundo a través de otros."