"Los
estudios de los años 1970’s en especial en Francia e Italia se ha
impuesto, sobre la idea demasiado simplista de un Spinoza
“materialista y ateo” (habría que explicar primero qué tipo de
ateísmo y qué tipo de materialismo) un esquema intrepretativo, un
clima exegético, que puede definirse como idealista y panteísta: la
tradición althusseriana en Francia y las importantes contribuciones
de Emilia Giancotti en lengua italiana, que ha influenciado a Negri,
pueden sintetizarse en la idea que podemos utilizar a Spinoza
para leer
mejor a
Marx. Althusser decía con razón que a Spinoza, “hay que leerlo, y
saber que existe: que existe aún hoy. Para reconocerlo, hay que
conocerlo al menos un poco…”, pero al mismo tiempo que reconocía
su grandeza, Althusser buscaba en Spinoza una alternativa genealógica
tanto al Dia
Mat como
al Existencialismo de corte filomarxista, es decir: Spinoza como una
suerte de Odiseo, luchando entre Escila y Caribdis, y que permitiría
ir más allá de Marx, o al menos, completar le parricidio filosófico
de Marx con respecto a Hegel. Spinoza prima Marx.
Althusser, un reo confeso del Spinozisme desde
mucho antes de conocer a Marx, ve en Spinoza un fulcro, el
definitivo, para leer de manera correcta (no-hegeliana) Das
Kapital,
llegando a considerar a la filosofía spinoziana como “la mayor
revolución filosófica de todos los tiempos.” Leer a Spinoza,
significa en clave althusseriana, apropiarse de la “única
tradición materialista” en Occidente. Rápidamente Althusser
considera que en primer lugar en Spinoza se encuentra una teoría del
conocimiento que va de lo abstracto a lo concreto (tal como Marx lo
practica en los Grundrisse);
en segundo lugar Spinoza es la anticipación de su propia teoría de
la “causalidad estructural”: la causalidad de Deu
sive natura inmanente
en el Mundo, sería la más clara formulación de su famosos
principio del “Proceso sin sujeto” y de la necesidad de
articulación de lo real (relación spinoziana
entre seriesy connexio);
finalmente Althusser considera a Spinoza el primer teórico de la
Ideología (por su elaboración de la necesidad de la ilusión en la
relación entre estado&pueblo), que definirá incluso los modos
de producción ideológicos (realidad imaginaria, inversión interna,
ilusión del sujeto). A partir de aquí, Spinoza aparece como la
auténtica Némesis de Hegel, antagonista materialista y filósofo
antidialéctico par
excellence,
teórico avant
la lettre del
proceso sin sujeto, o sea, del propio estructuralismo marxista de
Althusser. Salir de la trampa del Estructuralismo burgués y del Dia
Mat stalinista
usando a Spinoza, tal la empresa althusseriana, significa
renunciar in
toto a
la Dialéctica y expurgar de Marx todo residuo hegeliano. En el mismo
sentido van las intrepretaciones, con variaciones menores, de la
escuela althusseriana (Macherey, Negri, Balibar, etc.), que ven a
Spinoza como el filósofo de la inmanencia absoluta, una posibilidad
de renovar los fundamentos del Iusnaturalismo (el derecho natural),
en radical oposición y enfrentamiento con la genealogía
trascendente que comenzaría en Hobbes. Spinoza es la real y
solitaria alternativa a Hegel, Spinoza es el camino nunca recorrido
de la filosofía occidental. Spinoza no es un “momento” a
superar, nada de aufgehoben como
lo explicaba Hegel en su Historia de la Filosofía, sino que su
pensamiento es un camino bloqueado, jamás recorrido en Occidente. De
una parte habría una tradición “perversa” de la Modernidad
burguesa (Hobbes-Rousseau-Hegel); y una de crítica al pensamiento de
la trascendencia alternativo (Maquiavelo-Spinoza-Marx
deshegelianizado). La oposición spinoziana potentia
versus podestas nos
permite, como dice Emilia Giancotti, proceder a una lectura puramente
conflictual (ya no dialéctica, ya no en clave hegeliana) de la
contradicción entreArbeitskraft (fuerza
de trabajo) y las relaciones de producción (Verhältnisseproduktion).
Spinoza habrá empezado a desarrollar una Ontología de la relación
(aquí estoy parafraseando a Balibar), una teoría general de la
comunicación , de la cual podrían derivarse diversas formas de vida
racional, imaginativa y política. Aunque la tradición
interpretativa inaugurada por Althusser ha tenido mucho de positivo
sobre el árido terreno, banal terreno diría, del Postmodernismo
francés e italiano, pero son evidentes sus esquematismos, su falta
de precisión filosófica, en algunos casos su forzadas categorías y
sus presupuestos ideológicos."