Todavía hay exabruptos, pero algo se descomprimió.
Hoy habla Cristina a las siete de la tarde y todos esperan otra prédica para conversos.
No sin nostalgia recordé sus primeros discursos.
¿Y si fuera una mujer que no sabe perder, que no sabe aflojar, o mejor, que no sabe qué hacer cuando no gana, cuando no domina?
Si habla desde el tono de la indignación frente a los oscuros poderes de la sinarquía internacional dejará otra vez un velo de insatisfacción, al menos en mí.