"Durante mi estancia en París, en 1844, trabé conocimiento personal con Proudhon. Menciono aquí este hecho porque, en cierto grado, soy responsable de su «sophistication», como llaman los ingleses a la adulteración de las mercancías. En nuestras largas discusiones, que con frecuencia duraban toda la noche, le contagié, para gran desgracia suya, el hegelianismo, que por su desconocimiento del alemán no pudo estudiar a fondo. Después de mi expulsión de París, el señor Karl Grün continuó lo que yo había iniciado. Como profesor de filosofía alemana me llevaba la ventaja de no entender una palabra en la materia."