Antes pensaba que el jazz meloso era nocturno y a la mañana, mediodía y tarde había que darle a Ornette. Pero ahora cambié un poco, al menos un poco, esa idea. Un baladita girly puede estar a las once de la mañana, aunque quizás lo mejor sea escucharla a las dos de la tarde. Lo soft y las escobillas sobre el parche bajan la tensión arterial. Ese eco sirve para trabajar y para descansar. Pero después te clavas, y te tenés que ir a tomar una copa por ahí, aunque sean las seis de la tarde. La felicidad está en la música. Vos lo sabés.