Leibniz le escribe a los reyes y trata de convencerlos de que lo mejor sería no guerrear. Su personaje fue diplomático, productivo, anti-trágico. Sus cartas, su obra filosófica. Ese legado nos demuestra, primero, que la política puede prestarle sentido al mundo. Y segundo, que la filosofía siempre estuvo cerca de la política y en tensión con el poder.