La ética no está en el pulover con las llamitas, en los cacharros y en las cholas. La ética está en la montaña y en el Sorojchi, en el valle y en el Illimani, y en la temperatura constante de Cochabamba. Por mi parte, Buenos Aires, la llanura urbanizada, de cara al Atlántico, altura cero. Es bueno estar de vuelta.