martes, 3 de marzo de 2009




48 puntos sobre Francis Bacon en El Prado

Para Maxi Tomas


1.
Viernes 20 de febrero a la tarde, Madrid. Retrospectiva de Francis Bacon en el Museo del Prado de Madrid.

2.
¿Qué pasa por la cabeza de estos tipos cuando se enfrentan con la violencia de estos cuadros? ¿O quizás estos cuadros finalmente no sean tan violentos? Un hombre de unos cincuenta años mira Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión. Yo lo miro a él, cómo va vestido, cómo se mueve, qué hace con las manos mientras observa. Me acerco. Tiene un ligero olor a vino.

3.
Recorro la muestra con todos, con la masa, escribo desde el gallinero.

4.
El museo provee por tres euros y medio un aparato negro para escuchar un audio y hacer la visita guiada en cinco idiomas. El aparato es como una pequeña radio portátil. Una chica de unos treinta años se lo acerca al oído con la mano derecha, mientras con la mano izquierda sostiene un teléfono celular.

5.
El grueso marco dorado desequilibra el efecto de los cuadros. Es evidente.

6.
La muestra está montada siguiendo un criterio pedagógico que transforma las obras.

7.
La Cabeza I del 47-48 gana en los dientes, pero los materiales parecen envejecidos.

8.
Camino dos o tres pasos más. Caigo en la cuenta de que todos los cuadros están encapsulados en vidrio. Me desdoblo, me hablo a mí mismo: “¿No querés vidrio ni marcos dorados? Andá a buscar a los artistas de tu barrio. Es probable que no desborden talento como Bacon pero tampoco van a reflejar las luces del techo.”

9.
Me siento en el suelo. Se acerca una mujer de la seguridad del museo. Me dice que no puedo sentar. Escribo en cuclillas. Hace calor.

10.
¿Se fuerza una lectura cuando el visitante es obligado a permanecer de pie? Ahora pienso que la mejor posición para ver estos cuadros sería costado.

11.
Pero puede ser un rasgo neurótico.

12.
Bacon hace rendir al máximo la fuerza estética de la variación. Comprendía lo sobreestimada que está la originalidad. Ejemplo obvio, versiones sobre Inocencio X de Velázquez.

13.
Forzada la verticalidad del visitante, no puedo dejar de pensar que la muestra fracasa pese al talento de Bacon.

14.
Como suele ocurrir, desde el fracaso y la resignación las cosas cobran vida.

15.
Como pasa con Williams Burroughs y con David Lynch, por poner los ejemplos más claros, todos amamos a Francis Bacon. ¿Es una situación inédita? Suena la cara b del disco de la cultura y es un hit. ¿Por qué? Su “perversión” nos ayuda, nos coloca, pero no como una droga. La descarga de adrenalina que sentimos tiene que ver mucho más con la incomodidad y el oscuro goce que sentimos cuando nos ponen una multa y nos quejamos. Repaso mentalmente la secuencia. A conciencia, hacemos una cuadra a contramano. El policía nos para con el silbato. Se acerca. Nos pide los documentos. Empieza a llenar el formulario de la multa y le cuesta escribir porque está mal alfabetizado. Vemos que los pelos de sus cejas son duros y negros. Sentimos una mezcla desagradable de indignación, impotencia y odio, pero en el fondo hay algo más.

16.
En los cuadros más grandes, el vidrio que protege la tela refleja a los visitantes, todos parados, con la mano derecha sosteniendo el aparato de la audio guía cerca de sus oídos. Es una escena de ciencia-ficción distópica.

17.
Estudio para una retrato de 1953 no refleja. Me acercó. Tiene el vidrio pero la luz le llega de forma diferente.

18.
Hay obras que reflejan otras obras.

19.
Otra vez el detalle de los dientes en sus primeros cuadros.

20.
Finalmente encuentro un banco donde sentarme. Cuando me siento empieza a llorar un niño. No es necesariamente un llanto. Sonrío cuando descubro que los gritos entrecortados de queja –el niño ya está hastiado del museo, aunque recién haya llegado– son positivos para apreciar los cuadros. Los sonidos agudos funcionan sobre el murmullo monótono de los visitantes.

21.
Estudio para un retrato de 1953. Evidentemente el retratado es Borges.

22.
Desarrollo de los lugares comunes de la crítica: para el primer Bacon el cuerpo es lúgubre. Después, en los 60, aparece la carnicería festiva.

23.
La obra de Bacon confluye en la música tecno-pop de los 80. Máquinas sintetizando el dolor de las canciones de amor y desamor.

24.
No, me fui a la mierda. No se trata de un artista contemporáneo. Pinta antes. Durante el apogeo existencialista de la modernidad.

25.
La deformidad de algunos rostros, en especial los autoretratos, puede ser vista también en las caras de los guardias de seguridad del museo.

26.
Son demasiados cuadros. Me agoto.

27.
Otra vez. ¿Qué ven ellos? ¿Qué veo yo?

28.
Desarrollando el lugar común de la crítica: el trabajo con la devastación del cuerpo. Dando vuelta el guante de piel.

29.
Tres estudios para una crucifixión y Crucifixión. El dolor a partir de los colores cálidos. Con mucha claridad el naranja. Biología, desguace quirúrgico.

30.
Niño paralítico andando a gatas. 1961. Retrato de la polio. Poco más. Secuelas. Crueldad en la mirada, no en el objeto. Regodeo. No hay muchas más lecturas posibles.

31.
En otra sala, trastienda: los materiales que usaba Bacon de punto de partida, inspiración y plagio. Fotos, libros, revistas, reproducciones. Es el regreso a la vida. Se percibe con facilidad la alegría del origen y el artesanato.

32.
Misma sala: John Deakins.

33.
Misma sala: estudios de Muybridge.

34.
Misma sala: miro las caras hermosas de los visitantes. Gente joven, mujeres, hombres.

35.
Revelación. Verdadera clave y un punto de partida para escribir: fotos en el libro Phenomena of Materialisation: A Contribution to the Investigation of Mediumistic Teleplastics de Freiherrn von Schrenck-Notzing. De ahí, no tanto Bacon como médium, sino más bien como espectador de los intentos fallidos, la histeria y el culto moderno a los muertos. Y también, en la misma dirección: Eduardo Paolozzi, Windtunnel test, de 1950.

36.
Desarrollo del lugar común: Caras desvendadas antes de tiempo.

37.
Páginas de revistas: Miguel Ángel, pornografía y toreros.

38.
Años 60. Entra con más fuerza la luz. Ejemplo: Retrato de Isabel Rawsthorne, 1966.

39.
Una mujer mira las pinturas apoyada en sus bastones canadienses. Tiene puesta una campera de color verde brillante.

40.
Hay erotización de la violencia. Bien. Pero también hay una erotización de la violencia gastronómica.

41.
Un pelado le habla a su acompañante de La flauta mágica de Mozart. Es verdad. Hay un link. Pero no puedo explicitarlo.

42.
Desarrollo del lugar común: La parte más orgánica de lo artificial.

43.
El estudio profundo y disciplinado de las formas. La moda europea de las botas alta de cuero negro en las mujeres confirma las visiones primitivistas de Bacon. Evidente inclinación contemporánea a la estética sadomaso.

44.
Brazalete con esvástica. No es una mirada histórica. ¿Anticipo del uso punk? No creo. Bacon fue contemporáneo del nazismo. Leo sus declaraciones en el catálogo de la muestra: “Y también estuve en Berlín cuando empezaba lo de los nazis, había vivido toda mi vida en tiempos de tensión, luego la Segunda Guerra Mundial; cualquier que haya vivido las guerras europeas se ha visto afectado por ellas, afectaban a todo tu psiquismo”.

45.
¿Se puede saturar el deseo?

46.
Mito y frivolidad.

47.
Versión y distorsión.

48.
Los curadores, o quien sea, eligen, para la tapa de catálogo y las publicidades en el metro, un detalle de la Cabeza VI (un estudio más sobre el Papa de Velázquez). El cuadro es de 1949. Está bien. Pero la sobre impresión en letras doradas del nombre del artista otra vez es demasiado.