"Las antologías son arbitrarias por naturaleza: el acto de elegir es arbitrario y guiado por la irracionalidad, por más que busquemos el modo más firme posible de fundamentar nuestras elecciones. A su vez, cualquier antología es innecesaria: el que quiera llegar a un buen poema, llegará, de cualquier manera, más tarde o más temprano y sin que nadie se ocupe en su lugar de seleccionar cuáles son los más representativos o los más vanguardistas. Y por último, todas las antologías son producto de la obsesión del antologador: salvando intentos comerciales como Los mejores poemas de amor de la historia de la humanidad. Desde el paleolítico hasta el siglo XXI, la elección de una temática responde más bien a la fijación de quien revuelve en su memoria, rastrea páginas y páginas, pregunta y molesta a sus amigos pidiéndoles que recuerden si alguna vez Yeats escribió sobre la sonrisa, sobre las copas de cristal o acerca de la libertad del pueblo hebreo."