viernes, 20 de marzo de 2009

Juan, te escribo desde San Nicolás. Soy periodista de la contratapa del diario "El Norte" (http://www.diarioelnorte.com.ar/) y quería enviarte, si te parece, algunas preguntas en base a los libros que publicaste. En nuestra ciudad está la Virgen del Rosario y tal vez podeamos hacer referencia a ello. Las notas están escritas en positivo y alejadas de temas polémicos. Algunas son de color y otras, como ésta, reflejan el mercado editorial local.


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Ahí van las respuetsas.
Saludos.
Juan.


¿Cómo experimentás el corrimiento desde tus novelas a las crónicas de los libros "La virgen del Cerro" y "Peregrinaciones"?

No hubo necesariamente un corrimiento, o al menos no hubo un cambio. Yo siempre escribo, sino con el mismo estilo, sí con la misma intención: contar una historia, contarla bien, que los personajes vivan, que haya de fondo una verdad, algo que decir. En todo caso, detener la escritura de una novela y salir a escribir una crónica sobre la Fe me resulta atractivo. Salir del escritorio, o del círuclo de amigos y pares, viajar, peregrinar, es una experiencia muy intensa, util, sanadora, recomendable. La novela es un aparato neurótico. Ahí está el corrimiento: de la neurosis a la Fe.

¿Qué aspectos presentó "La Virgen del cerro" que atrapó tu atención para seguir abordando otros fenómenos masivos?

La Fe. La Fe por sobre todo. Mientras los intelectuales del mundo dicen que las religiones se terminaron, la Fe se expresa de forma masiva adelante de sus ojos. Y siempre es interesante escribir sobre la Fe. No creo que eso vaya a cambiar.

En el caso de la Virgen del Rosario de San Nicolás, ¿a qué conclusiones pudiste arribar sobre el fenómeno?

Bueno, San Nicolás me gusta mucho por todo ese enrosque que tiene con la masividad y la venta de recuerdos, donde se mezcla un poco todo. Si uno necesita una figura, en San Nicolás la va a encontrar. Yo subestimaba mucho esos temas. Mi mirada sobre la fe era más bien ascética, casi franciscana, muy metafísica. Hasta que una mujer me contó que había buscado una figura de San José toda su vida y la había encontrado en San Nicolás. Había hecho la promesa de donarla a su escuela primaria. Era una mujer de unos sesenta años y hablaba con tranquilidad, pero se la notaba emocionada. A veces pienso si no tendría que haber hecho, o si no tendría que hacer, un libro entero dedicado a San Nicolas, contando la historia de la ciudad, la aparición, la consolidación del templo que sigue en contrucción, el movimiento de fieles. Creo que ese es un libro que falta. San Nicolás, como Luján, está muy presente en la fe de los argentinos.

Más allá de los santos institucionales que la Iglesia posee en Argentina, se da el caso de figuras sumamente populares, nacidas en el país, que tienen también una causa de santificación. Si has abordado este tema, ¿qué te parece que sustenta tanto en la gente su necesidad de invocación?

Los santos están muy cerca de la gente. Me gustaría hacer un libro sobre ese tema. Hasta ahora escribí sobre María, que es un tema apasionante, pero también acotado. Los santos dan para mucho más. El tejido religioso de sus historias es más poroso y eso lo hace atractivo.

Formás parte de una camada de autores del mercado editorial actual. ¿Cómo describís esta nueva conformación y qué cambios te parece conlleva?

Dicho así, suena un poco fuerte. Como si nuestro lugar fuera el mercado. Por lo menos no traficamos adentro del templo, aunque quizás sí en su puerta. Creo que al final lo que vale y lo que importa son los libros, no los prejuicios. Es verdad que ya no hay tanto prurito bobo como ese de que si vendés muchos libros estás traicionando tu arte. Mi arte está ahí para ser puesto a prueba. Y los que deciden son los lectores.