Descubren en un estudio de ADN cómo el hombre perdió las espinas del pene
10/03/11 - 09:47
Fue hace millones de años por un cambio genético. Servían para asegurar la relación sexual y reducir la capacidad reproductiva con otros machos.
Etiquetas
Los chimpancés aún las conservan, pero los hombres las perdieron hace millones de años. Un estudio de ADN de la Universidad de Standford explica que los varones tenían espinas en el pene, pero que las perdieron como parte de su evolución.
Según informa el diario Público de España, tener espinas en el pene les traía a los hombres varios beneficios. El primero, aseguraban la relación sexual y reducían la capacidad reproductiva de la mujer con otros machos. Es que las espinas arrancaban parte de la piel vaginal y evitaban posibles encuentros amorosos con otros machos. Además, servían para retirar tapones de fluidos dejados por otros hombres para dificultar su acceso.
Todas estas consecuencias tienen que ver con la intensa lucha física que había entre los machos a la hora de competir por una hembra fértil. Con el tiempo y la evolución, los hombres las fueron perdiendo y eso ayudó a que las relaciones sexuales humanas fuesen más largas.
La revelación la hizo un estudio genético que aportó un catálogo de ADN perdido durante la evolución que ayudó al ser humano a deshacerse de los pinches y desarrollar un cerebro más grande. "El hombre perdió sus púas en algún momento entre su divergencia con los chimpancés, hace seis millones de años, y antes de 600.000 años atrás, cuando nuestro linaje se separó de los neandertales", explicó David Kingsley, uno de los investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.) publicado por la revista Nature.
Los chimpancés, los parientes más cercanos del hombre, aún las conservan. "De hecho, los miembros erizados han sido un rasgo compartido por ratones, perros, gatos y muchos otros mamíferos durante miles de años de evolución, aunque no se ha podido demostrar para qué sirven esos pinchos, ni por qué el hombre los perdió", dice el diario español.
Los especialistas de Standford se centraron en unas partes del genoma que se conocen como ADN basura y que se pensaba que no tenían ninguna función.
Tras comparar al hombre con chimpancés y neandertales, los investigadores descubrieron que estos últimos parecen haber perdido los mismos interruptores genéticos que los hombres, "por lo que tampoco tenían espinas en el pene", aseguró Kingsley. Se trata de una parte del genoma que sí funciona en los chimpancés y por la que conservarían las espinas.