"Dentro de tres décadas, pese a los tractores, a los idiotas de las cacerolas, o a D´elia, el año 2008 va a ser un recoveco polvoriento en el devenir del tiempo. Hoy es tan rotundo como el presente pero se va a ir transformando. Nuestras palabras dejan marcas en esta fecha como quién hace incisiones en un árbol. Soy consciente de eso. Pero no me preocupa que en el 2038 se siga leyendo mi literatura. Sí me ocupa poder ser testigo de mis propias experiencias. La única función que le adjudico a la literatura es en el presente. Si la muerte es una garantía desde el nacimiento, la literatura también se disolverá en el caldo denso de los años. Que me de entonces el mayor grado de placer en el aquí y ahora."