Ayer en el ZAS me impresionaron los pedales que usaba el cantante y guitarrista de Trenes al sur. La banda, que como dijo Lantos tiene nombre de Pino Solanas, aplicaba a sus guitarras un efecto que la hacía regresar exactamente treinta y cinco años en el pasado y sonar como Pescado Rabioso. Después sacaron otro truco que era como Pink Floyd. Más introspectivo. No me gustó. El bajista y el baterista desde el fondo le pusieron un poco rock a la cosa, pero los dos muñecos de adelante, con sus Gibson caras y su postura de niños ricos me desagradaron. “Es como una banda de barrio norte” me dijo Hache. Sí, todo muy prolijo pero sin identidad. Tocaron un seudo-blues: “Yo estoy aquí”. Los dejé pasar. Les falta mucho. Todavía quieren ser estrellas de rock. No como los del Perro que tocando para quince personas ya lo son.
Así, el rock crudo y analógico pero completamente desarrollado de El Perrodiablo volvió a sonar en la ciudad, dividiendo las aguas otra vez. Lantos sacó fotos para themeanmachine y el estribillo de "el piloto automático del rock and roll" evangelizó a propios y ajenos. En un momento, Doma dijo que iba a hacer una download y empezó a tirar La bomba sucia, el primer disco de la banda, al público. El 6 de noviembre repiten. Deberías agendarlo o tatuartelo en brazo.