Hace mucho tiempo ya, antes de las pantallas, cuando los veranos eran eternos y los hombres blancos recién empezaban a irradiar el espacio con energía invisible, los músicos católicos eran todos de piel negra y estaban mucho más cerca de Dios gracias a sus pactos con el demonio. Por supuesto, no existían las pruebas de sonido, ni las discográficas, ni las casas de música y las guitarras se compraban en los bares, dos horas antes de salir a tocar. En esa época, que ustedes no recuerdan, nadie tenía título universitario ni había necesidad de decir: "hay que volver a lo primitivo", porque el agua te quemaba en las manos. Quizás alguien recuerde que Primera Junta era lo más parecido al delta del Mississipi y el Parque Rivadavia servía de cuna a tanta esperaza y tanta violencia que años después tuvieron que ponerle una reja para contenerlo pero el rio igual desbordó y no respeto a nadie y arrasó con todo y no dejó nada en pie.