Y cuando se les cuelgue el XP o el Vista haga sus trucos de magia, recuerden que hace veinte años, todavía se escribía a mano o en máquinas de escribir que eran como un motor de dos tiempos sin combustible y cuando se terminaba había que pararse de la silla, vestirse -si uno estaba en calzoncilos-, agarrar la hoja -por lo general, llena de erratas y manchones- y llevarla, escuchen bien, llevarla en la mano hasta el lugar físico, por lo general distante, donde un tipo la ponía en una pila y seguía tomando te con leche y galletitas. ¿Qué pasaba después? Dios lo sabe, pero yo antes del viejo y obtuso PageMaker tengo que hacer un esfuerzo parecido al de un arqueólogo que mira el terreno y dice: "Acá hay que hacer el agujero". Acuerdense de eso. O si realmente lo prefieren, no se acuerden. Pero, pese a todo, yo voy a poner al bipmap y a la pantalla de rayos catódicos en mi lista final de agradecimientos.