martes, 29 de octubre de 2013

Esvástica






1.
La Delegación Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) repudió el domingo la aparición de carteles con cruces esvásticas y simbologías nazis en una escuela del barrio porteño de Villa Devoto.” La prosa de este fragmento pertenece a un redactor anónimo del portal de noticias del diario Perfil. La nota se titula: “Propaganda nazi en un colegio de Villa Devoto.”


2.


3.
Se sabe: la elecciones permiten que muchos civiles entren en los recintos educativos y al parecer muchos de ellos –¿cuántos? ¿quiénes ¿cómo?– hicieron la denuncia del caso.

4.
Los fiscales de la mesa 4962 adelantaron que ya hubo personas de diferentes lugares que solicitaron que las carteleras sean retiradas” informó la Agencia Judía de Noticias.

5.
Además se dice que Julio Schlosser, el presidente la DAIA, se presentó a las 16.30 en la institución escolar para “mantener un encuentro” con algún directivo.

6.
Mientras tanto Adolf se escondía entre los pupitres y las urnas.

7.
Schlosser declaró que fue una “actitud irresponsable por parte de la institución” y sostuvo que “los ciudadanos que emitieron su voto lo único que veían era una escuela plagada de esvásticas” porque “seguramente nadie se detuvo a leer los textos en letra manuscrita y en inglés.”

8.
Nadie se detuvo a leer. ¿Era necesario leer para entender? Lo único que se veía; una escuela plagada de esvásticas.

9.
Un locutor que no termino de identificar –parece de C5N– entrevista a Schlosser en YouTube: “Varios ciudadanos que fueron a votar ayer al colegio Villa Devoto School se encontraron con carteles con una cruz esvástica, está en línea Julio Schlosser, el presidente de la DAIA. Me imagino que están indignados, ¿no? Como nosotros.”


10.
(La vieja y querida indignación compartida y que se comparte.)

11.
Ya por la foto –una única foto con apenas dos esvásticas– se nota que se trata de un trabajo práctico, de una lámina, ocasional instancia pedagógica, útil escolar, bien confeccionado, desde ya –y esto no es menor–, pero muy lejos de merecer una denuncia. ¿O hay más? ¿O quizás estemos hablando de otra cosa?

12.
El mismo Schlosser reconoce enseguida esa función educativa. También lo percibieron en Diario Registrado donde el lunes titularon: “Las esvásticas en el colegio de Devoto eran un trabajo práctico.”
http://www.diarioregistrado.com/sociedad/81384-las-esvasticas-en-el-colegio-de-devoto-eran-un-trabajo-practico.html

13.
¿Decepción? ¿Ya no hay posibilidad de indignarse?

14.
Primero fue el repudio entonces y después la investigación. (Tenemos suerte de que no sea como en Alicia en el país de las maravillas, primero la sentencia y después el veredicto.)

15.
Escucho una vez más al titular de la DAIA. ¿No hay en esa voz que denuncia un vértigo, una arrogancia, casi diría la voz de un descubrimiento sensual, una confirmación?

16.
Este judío es, sin duda, un judío hiperbólico, exagerado, un archi-judío. Pero no se lo siente preocupado, sino más bien ocupado, o, dicho rápidamente, tratando de justificar su existencia, su trabajo, su función.

17.
El acto libre de la votación y el ciudadano ungido con el poder de la democracia, que lo elige a él para que él a su vez lo elija a ella, contrastan con el signo del totalitarismo asesino. Luego llega el malentendido, el equívoco, el error develado. ¿Es solo eso? ¿No se filtra algo más?

18.
La coartada educativa no sirve, o mejor, no alcanza. El templo del saber, con todo su potencial creador, no logra ser percibido como un laboratorio donde eso –la esvástica, la historia, la política, el totalitarismo– debe ser estudiado. ¿Qué hubiera pasado si se trataba de un colegio en Villa Ballester? En Berlín o en Munich jamás podría haber ocurrido, porque ahí estos símbolos y estos colores así dispuestos están prohibidos. Fueron borrados no solo de los planes de estudio, sino de la vida pública y privada de la nación que los acuñó.

19.
¿Es posible que el símbolo en sí mismo se cargue de un efecto más allá de su contexto de enunciación?

20.
¿Y qué hubiera pasado si la esvástica se hubiera colado en alguno de los sobres, más grandes y prácticos, con los que esta vez nos ayudaron a votar a los argentinos?

21.
Le manifesté que no analizo pedagógicamente, pero la presencia de esvásticas hacían que todo el mundo mirara eso" dice Schlosser. (Las cursivas me pertenecen.)
22.
Señorita maestra, yo quiero votar eso. Quiero que eso triunfe.”

23.
Dicen que me burlo de todo, me río de todo, porque me burlo de ellos y me río de ellos, y ellos creen ser todo” decía Jacinto Benavente.

24.
La pregunta más importante que podemos hacernos es ¿por qué ese símbolo significa tanto todavía para nosotros? incluso antes de ¿qué es lo que significa?

25.
En un artículo famosos titulado con pompa “Notas sobre la deconstrucción de la popular”, Stuart Hall examinó el uso de la esvástica con inusual poesía teórica. Lo cito in extenso: “¿Qué podría ser más ecléctico y fortuito que esa colección de símbolos muertos y chucherías, extraídos del baúl de los disfraces del pasado, con que muchos jóvenes de ahora han optado por adornarse? Estos símbolos y chucherías son profundamente ambiguos. Con ellos podrían evocarse mil causas culturales perdidas. De vez en cuando, entre las demás chucherías, hallamos ese signo que, más que cualquier otro, debería quedar fijo -solidificado- en su significado y connotación cultural para siempre: la esvástica. Y, pese a ello, ahí cuelga, parcial –pero no totalmente– separada de su profunda referencia cultural en la historia del siglo XX. ¿Qué significa? ¿Qué está significando? Su significación es rica y muy ambigua: ciertamente inestable. Este signo aterrador puede delimitar varios significados, pero no lleva ninguna garantía de un solo significado dentro de sí mismo. Las calles están llenas de chiquillos que no son «fascistas» por el hecho de llevar una esvástica en una cadena. Por otro lado, podrían serlo... Lo que signifique este signo dependerá en última instancia, en la política de la cultura juvenil, menos del simbolismo cultural intrínseco del objeto en sí y más del equilibrio de fuerzas entre, pongamos por caso, el National Front y la Anti-Nazi League, entre White Rock y el Two Tone Sound.”

26.
Remarco la frase:“Estos símbolos y chucherías son profundamente ambiguos.”

27.
Al mismo tiempo, con Yeats sabemos que los buenos pueden ser bastante desabridos y los malos se nos aparecen llenos de “passionate intensity.”

28.
Al mismo tiempo el aula es, por lo general, un lugar de guerra. Guerra entre el docente y los alumnos, guerra entre el docente y la institución, guerra entre los alumnos mismos, guerra en el interior de cada uno de los alumnos. Las alianzas son usuales, también las traiciones.

29.
¿Están las instituciones civiles del mundo preparadas para entender lo que sucede en un aula, su especial dialéctica, su fuerza centrífuga, la necesaria represión, la contradicción esencial de enseñar para domesticar?

30.
Quizás el aula y el colegio se volvieron demasiado ajenos al mundo. Tal vez siempre lo fueron.

31.
Insisto, ¿por qué es tan magnética la esvástica?

32.
Wilhelm Reich señaló que los ejes de esa cruz tenían reminiscencias eróticas y que el símbolo se volvía más pregnante en relación proporcional a la frustración sexual.

33.
Hay un forma del mal ahí. Una forma de la disrupción. Un decir “no”. Una negatividad que genera miedo y que, a su vez, al ser negada se fortalece, crece, prohibida y condenada a las sombras. Miedo en el votante, entonces. Miedo en el hombre institucional. Un miedo que puede ser dulce y desencadenar acciones represivas con el condimento de la indignación.

34.
¿La esvástica es tan mala a priori como buena es la democracia? ¿Y si ese símbolo nos describiera una parte humana, íntima, privada, un deseo obturado que no queremos ver?

35.
En su ensayo sobre la derecha, incluido en su libro Las cuestiones, Nicolás Casullo habla del triunfo en el mundo de una derecha liberal y ya asimilada a la rutina cuya fantasía última es el totalitarismo. Ahí habla de un “voyeurismo sobre la extrema derecha política.”

36.
En el lenguaje es siempre la guerra” escribió una vez Henry Meschonnic.

37.

Dios nos cuide de los burócratas que leen mal. También ellos pueden decir “yo solo hacía mi trabajo.”

miércoles, 23 de octubre de 2013


jueves, 17 de octubre de 2013

 - 17 de octubre de 2013 - 09:09

Grupo de Facebook reclama libertad para un ruso doble homicida

Es un ex militar, está encarcelado en la unidad penal de General Alvear y fue condenado por haber matado a dos personas durante una pelea.
Grupo de Facebook reclama libertad para un ruso doble homicida
Un grupo formado en Facebook reclama la libertad de un ex militar y policía ruso, que se encuentra preso en la unidad penal de General Alvear, tras ser condenado por haber matado a dos personas durante una pelea.

Se trata de Klimov Stelmaj Volodymyr, quien asegura que el estado ruso lo reconoce como autor de otras 300 muertes cometidas en el marco de la guerra de Afganistán y como integrante de un grupo especial dedicado a perseguir delincuentes que escapaban de prisión.

El hombre, que se calificó como experto francotirador y conductor de tanques, asegura que ese último trabajo le costó ganarse enemigos en la Mafia Rusa, a la que responsabiliza por la muerte de su esposa y su hija, de apenas 10 meses, cuando en 1993 fueron atropelladas por un camión.

A la Argentina llegó escapando de la mafia rusa y se dedicó a la custodia de empresarios, entre otras tareas, de acuerdo con la información difundida por Diario Popular.

De acuerdo con la página de Facebook "Que liberen a Klimov Stelmaj Volodoymir" los crímenes por lo que se lo acusa y por el cual estuvo varios años alojado en una cárcel de Florencio Varela, ocurrieron el 18 de noviembre de 2003 en una esquina del partido de San Martín.

Las víctimas se llamaban Alexander Nescuva y Tatiana Pendak, mientras que una tercera persona sobrevivió al hecho y lo contó a la Justicia.

"Me debían US$2.500, pero en lugar de devolvérmelos me quisieron matar. Cuando estaban por dispararme, les gané de mano y los maté desde el piso", contó al respecto Volodoymir, quien es oriundo de la región de Siberia.

Sobre el testigo, afirmó: "Pensé que iba a contar la verdad y que actuó en legítima defensa, pero mintió y me acusó. Ellos eran espías de la KGB".

"Dijeron que maté con alevosía, pero en mi país se mata así. Me entrenaron para disparar de ese modo. Me defendí. Si hubiese querido que el crimen quedara impune lo podría haber logrado porque sé cómo hacerlo", expresó el hombre.

Sobre su estadía en el sistema penal bonaerense, dice que en comparación con las cárceles rusas, "el penal de Varela es un sanatorio. Allí los muros son mucho más altos, hay rejas por todas partes y alambrados electrificados con 2.500 voltios. Escaparse es ir a la muerte segura. Al fugitivo se le lanzan los perros. Yo los perseguía en el helicóptero. Teníamos la orden de matar. No podían volver vivos. Algunos morían mutilados por los osos, que nos ahorraban el trabajo".

viernes, 4 de octubre de 2013