miércoles, 19 de diciembre de 2018

Estaba en un McDonalds de Brasil



Estaba en un McDonalds de Brasil,
y me enteré de la muerte de Fogwill.
Eran las siete y media de la mañana.
Recuerdo el aire acondicionado.
Yo estaba en ojotas. Me miré los pies.
Estaba relajado, de vacaciones.
Había trabajado todo el año.
Tanto estudio, tanto trabajo,
siempre trabajando.
Escribiendo y leyendo,
asumiendo responsabilidades,
viendo que otros hicieran
lo que tenían que hacer,
atendiendo a mi familia,
soportando, comprando,
vendiendo, haciendo dinero.
Pero Fogwill se había muerto
en un hospital de Buenos Aires,
acompañado o solo, no importaba.
Y yo estaba en ese McDonalds
de la costa de Brasil y me enteré.
A la vuelta, pensé, iba a vender mi auto
y comprar uno mejor.
Y en el free shop tenía que conseguir
un whisky, Bourbon,
que es lo que tomaba Faulkner.
No había que sacar créditos.
Ese año no. Había que esperar.
Las inversiones eran lentas.
Me hubiera gustado estudiar
una carrera con matricula, pensé.
Fogwill se había muerto,
después de escribir novelas,
de pensar, de intervenir con artículos,
pelearse, agredir a otros, leer.
Era buen lector, pensé. Me gustaba.
No perdía el tiempo.
Era un lector concentrado.
No se distraía. Aunque la pose, claro.
Polémica y pose.
Pero eso era lo de menos,
esa agresividad. Había que ir
por arriba de eso. Entenderlo.
A las siete y media de la mañana
el McDonalds estaba vacío.
Había un empleado limpiando el suelo.
Las luces eran reales.
En unas horas Brasil
se iba a despertar con
toda la mugre de Brasil,
con ese asfalto bajo el sol.
Yo me iba a ir a la playa,
al mar, a nadar.
Iba a evitar al menos un poco
de tráfico brasileño
de las ciudades balnearias.
Y ese portugés pastoso
que da asco y curiosidad.
Pensé que era una buena idea
comprar un masaje. Buscar ese placer,
ese alivio. Un mensaje en la espalda.
Que me aflojara, que aliviara mi tensión.
Quería invertir en eso.
Después podría volver a Buenos Aires,
a seguir acumulando, a seguir intentando,
ganando, perdiendo.
Fogwill se había muerto
y yo estaba en un McDonalds de Brasil.
Eran las siete y media de la mañana.

Estas cosas pasaron ese día.