miércoles, 3 de junio de 2009

En la Pampa nunca tuvimos granjeros, menos cuáqueros que pasada la medianoche enchufaran el violino a la toma de corriente alterna de un árbol. Acá todo resultaba más sucio. El dios era católico, borracho, negro, no protestante, de cuellos pulcros, almidonados. Y sin embargo, se entiende perfecto lo de Palestine, Texas. Es como decir Oriente, Provincia de Buenos Aires. O también hip-hop para mayores de edad, con una lata sonando, los lentes de Roy Orbison y el sombrero del héroe en la mano.