jueves, 10 de septiembre de 2009

Una visita a la Secretaria de Cultura

(primera apostilla)
El blogger vive en la instantaneidad de la publicación. No pide permiso, acciona cuando quiere y de la manera que quiere. Está pegado a la piel de su sentido craneal. De ahí sus arrebatos, su pasión, su atropello, sus discontinuidades y su fragmentación. Sin roces materiales, sin editor, sin lazos que respetar, puede tensar al máximo la relación con lo social que lo rodea. Hay algo de cápsula espacial a la deriva y trasmitiendo en el blog. ¿Puede el blogger ser un militante? El militante responde, por definición, a una agrupación que lo supera y lo condiciona en una lógica de derechos y deberes. No puede salir a decir cualquier cosa. Está encuadrado. Ahora, el militante puede utilizar la herramienta del blog para expresarse, lo cual lo pone en tensión con su esencia de cuadro. El periodista se diferencia del blogger porque se ve condicionado por el sueldo de la patronal que lomemplea y que le impone medidas, temas, sesgo ideológico y limitaciones de espacio, tono y estilo. En algún punto, la libertad del blogger es lo que marca y anula su capacidad de trascendencia. La búsqueda de trascedencia es lo que lleva a armar blogs grupales. Ahora la pregunta es ¿hay una instancia superadora de esos blogs grupales?